Esta metodología fomenta la confianza y autoestima, además de desarrollar habilidades como la tolerancia a la frustración, sociabilidad, cooperación y empatía
Con el paso del tiempo, la robótica se ha convertido en una disciplina educativa innovadora y estimulante para los niños. Más allá de la enseñanza de habilidades técnicas y de potenciar sus conocimientos científicos, la robótica juega un papel fundamental en ayudar a desarrollar la confianza y la autoestima en los más pequeños.
Y es que, a través de la exploración, la creatividad y la resolución de problemas, los niños que participan en talleres o cursos de robótica descubren su propio potencial y aprenden a confiar en sus habilidades, además, de experimentar el éxito mediante los logros que alcanzan.
“Al trabajar con proyectos de robótica, los niños se enfrentan a desafíos que requieren pensamiento crítico, resolución de problemas y colaboración. A medida que superan estos desafíos, la confianza en sus propias habilidades aumenta, lo que a su vez fortalece su autoestima” indicó Ricardo Chunga, especialista en educación STEAM.
Cabe resaltar que, esta metodología, también desarrolla otras habilidades blandas que les ayudarán a tener éxito en entornos académicos, profesionales y personales.
Tolerancia a la frustración: Durante el proceso de construcción y programación de robots, los niños pueden encontrarse con obstáculos y dificultades. Aprender a lidiar con la frustración es esencial para superar dichos obstáculos y encontrar soluciones. La robótica les enseña a perseverar, a no rendirse fácilmente y a buscar diferentes enfoques para alcanzar sus objetivos.
Sociabilidad y Cooperación: Al participar en proyectos de robótica, los niños aprenden a colaborar, a compartir ideas y a trabajar juntos para lograr objetivos comunes. Esta experiencia les enseña la importancia de escuchar a los demás, respetar diferentes perspectivas y valorar la contribución de cada miembro del equipo.
Empatía: Al diseñar y programar robots, los niños se enfrentan a la tarea de comprender las necesidades y perspectivas de los usuarios finales, esto les permite ponerse en el lugar de otras personas y considerar cómo sus creaciones pueden mejorar la vida de los demás.
En tal sentido, la robótica no solo abre las puertas a la tecnología, sino también a un crecimiento personal y a la construcción de un futuro prometedor. A través de la exploración, el descubrimiento y la solución de problemas, los más pequeños desarrollan habilidades y competencias emocionales que los preparan para enfrentar con éxito los desafíos de la vida.